Los riesgos climáticos desafían los sistemas de salud




Para un creciente número de médicos, la salud y el cambio climático no pueden seguir siendo analizados como problemas separados ya que cada vez hay más evidencia y data que los conecta. La evidencia empírica de ello la aporta un estudio realizado por el Centro para Comunicaciones sobre el Cambio Climático de la Universidad George Mason en los Estados Unidos, a solicitud de la Sociedad Torácica Americana, la cual representa a 15 mil médicos y otros profesionales que trabajan en enfermedades respiratorias y temas similares.

El estudio, publicado en la edición de febrero de la revista Annals of the American Thoracic Society, se apoyó en una encuesta donde participaron los miembros de la institución, quienes en su gran mayoría (77% de los que respondieron) confirmaron haber observado en sus pacientes un aumento de las enfermedades crónicas relacionadas con la polución del aire, aunque tal vez el dato más interesante sea que el 65% dijo creer que el cambio climático estaba directamente implicado.

Esta realidad, cuyas evidencias parecen crecer de forma exponencial, está siendo sistemáticamente abordada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2008, cuando decidió liderar esfuerzos para lograr una toma de conciencia global acerca de los peligros que supone el cambio climático para la salud y la adopción de medidas que permitan enfrentar sus repercusiones para mejorar la vida de millones de personas.

En ese marco, en agosto del año pasado se realizó la Primera Reunión sobre Cambio Climático y Salud en la sede de la OMS en Ginebra, donde se debatió la problemática y se presentaron algunas cifras que dan cuenta de ella, como por ejemplo que la polución atmosférica fue responsable de 7 millones de muertes en el 2012, una de cada 8 muertes a nivel mundial; además se mostraron estimaciones según las cuales el cambio climático provocará unas 250 mil muertes adicionales al año antes de mediados del presente siglo. Al respecto, la doctora Margaret Chan, directora de la OMS, afirmó: “La evidencia es abrumadora, el cambio climático pone en peligro la salud humana. Existen soluciones y tenemos que actuar con decisión para cambiar esta trayectoria”.

Una de tales soluciones, “reforzar la capacidad de adaptación de los sistemas de salud a los riesgos climáticos”, fue tema prioritario de la conferencia, en la cual quedó claro que los principales riesgos para la salud provendrán de la mayor intensidad de olas de calor e incendios; la mayor prevalencia de enfermedades producidas por la polución del aire y de transmisión vectorial, alimentaria o hídrica; la mayor probabilidad de desnutrición causada por la menguante producción de alimentos en las regiones pobres; y la pérdida de capacidad de trabajo y de productividad laboral en las poblaciones vulnerables.

Estos esfuerzos de la OMS crean una fuerte presión en el sector salud y en especial en los sistemas de salud pública de los países más pobres, donde se localizan las poblaciones más vulnerables, los cuales deberán reaccionar de forma proactiva para lidiar con el problema. En el caso de las  enfermedades relacionadas con la polución del aire, los países podrían, por ejemplo, compartir informaciones sobre los niveles y las fuentes de contaminación y priorizar las formas de reducir las emisiones contaminantes.

No obstante lo complejo del problema, según la OMS existe margen para instituir políticas que reduzcan la magnitud del cambio climático y reporten además sustanciales beneficios sanitarios a escala local y a corto plazo, en particular reduciendo la mortalidad anual atribuible a la contaminación domiciliaria del aire y a la contaminación atmosférica, las cuales se estiman en alrededor de 4,3 millones y 3,7 millones, respectivamente. Se trata entonces de tomar las acciones adecuadas en el momento oportuno; es decir ahora.

Fernando Travieso
Magaly Irady




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