Ciudades-bosque en China
En febrero pasado,
el arquitecto italiano Stefano Boeri, famoso por su complejo de rascacielos verdes
de Milán conocido como Bosco Verticale (Bosque Vertical), reveló que fue
contratado por el gobierno chino para diseñar una ciudad-bosque en el
contaminado Este de China, según reportó en su momento el diario inglés The
Guardian.
El conocido
arquitecto, quien está diseñando un proyecto similar al de Milán en la ciudad
oriental china de Nanjing, dio a conocer su audaz plan de crear "ciudades
forestales" enteras en China, país que se ha convertido en sinónimo de
degradación ambiental y smog. La primera de ellas, cuya construcción comenzaría
a finales de 2017 y sería inaugurada en el 2020, estará localizada en los
alrededores de Luizhou, una ciudad de 1,5 millones de habitantes situada en la
montañosa provincia Suroriental de Guangxi. Actualmente se están diseñando los
primeros edificios de un total de alrededor de 200, todos con árboles y plantas
en sus fachadas y de diferentes tamaños. Un segundo proyecto estaría ubicado en
Shijiazhuang, una región industrial en el Noreste, la cual figura
consistentemente en la lista de las más contaminadas del país.
Boeri, quien
describió su concepto de bosque vertical como el equivalente arquitectónico de
un injerto de piel ─una
intervención urbana con muy poco efecto si no es masivamente replicada─, afirma que el plan chino de las ciudades-bosque
representaría, a su vez, un trasplante de órganos, es decir, “…algo más serio
en términos de una contribución al cambio de las condiciones urbanas
ambientales en China". El arquitecto nacido en Milán ─con una oficina en Shangai desde hace 5 años, ciudad
donde dirige las investigaciones urbanas de la Universidad Tongji─
dijo que su idea era crear un sistema de
mini-ciudades sostenibles que podrían proporcionar una hoja de ruta verde para
el futuro de la China urbana, lo cual forma parte de su visión, consistente en
ciudades llenas de edificios de oficina, viviendas y hoteles, engalanados de
arriba a abajo con verdes enredaderas y plantas, generando aire fresco en
regiones que están actualmente agobiadas por una dieta tóxica de humo y polvo.
Según afirma Boeri,
los dirigentes chinos están demostrando con este plan que han entendido la
necesidad urgente de adoptar un nuevo y más sostenible modelo de planificación
urbana que sustituya el de las grandes ciudades que continuamente “devoran” sus
entornos periféricos, creando las inmensas e ininterrumpidas megalópolis
actuales que ahogan al país. Se trata de hacer realidad un tipo de desarrollo
de pequeñas ciudades verdes ─de
alrededor de 100 mil habitantes─
construidas totalmente a partir de edificaciones del tipo Bosque Vertical, un
concepto arquitectónico capaz de contribuir con la limpieza del aire de las
ciudades mediante la absorción de CO2 y la producción de oxígeno, además de su
valiosa colaboración para absorber el polvo y el ruido producidos por el
tráfico urbano. Ejemplo de ello son las mediciones realizadas en Milán, mediante las cuales se
ha podido determinar que los dos edificios construidos en esa ciudad italiana
hace poco más de tres años, pueden extraer hasta 25 toneladas de dióxido de
carbono del aire cada año y además producir unos 60 kilogramos de oxígeno cada
día.
En síntesis, un
valioso experimento urbano cuyos resultados podrían mostrar en poco tiempo la
importancia de replicarlo en otros lugares del mundo. Sobre todo porque el
concepto arquitectónico que se empleará representa una forma muy efectiva para
limitar la expansión de la ciudad ya que, en términos de densidad urbana, cada
torre constituye el equivalente en población de una zona periférica de casas y
edificios de alrededor de 50.000 m2. La búsqueda que mueve actualmente a
arquitectos y urbanistas en el mundo entero, cuando la idea de la ciudad
sostenible se expande aceleradamente por muchos lugares.
Fernando
Travieso
Magaly
Irady
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