¿Carros eléctricos en el futuro?


Un estudio del Instituto de Datos, Sistemas y Sociedad del MIT, liderado por la experta en energías Jessika Trancik, el cual fue publicado en agosto pasado en la revista Nature Energy, y es considerado el estudio más completo realizado hasta ahora sobre el uso de los vehículos eléctricos (VE), asegura que debido a sus precios competitivos, hoy en día es posible reemplazar casi totalmente los vehículos convencionales por ellos, lo que permitiría lograr una reducción sustancial en las emisiones de gases de efecto invernadero que están causando el cambio climático.

En esa publicación Trancik afirmó que, “Aproximadamente el 90% de los vehículos personales que circulan cada día en los Estados Unidos puede ser sustituido por vehículos eléctricos de bajo costo disponibles en el mercado”. Ese reemplazo a gran escala sería suficiente para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones a corto plazo, establecidos por el país para la participación de los vehículos personales en el sector transporte, un sector que representa alrededor de un tercio de las emisiones globales de gases  de efecto invernadero.

El equipo de MIT encontró que la gran mayoría de los VE existentes consume menos energía en un día que la capacidad de almacenaje que tienen las baterías actuales incluyendo las de los vehículos más baratos, por lo cual, aun con la falta de infraestructura disponible para las recargas, las personas podrían recargarlas en casa en la noche o en el trabajo durante el día, sobre todo porque el tiempo de recarga ha disminuido de 8 a 6 horas.

Sin embargo, y tal vez ésta sea una de las razones por las cuales la proporción de VE existente sigue siendo ínfima ─a finales de 2015 solo el 0,1% de los mil millones de vehículos en las carreteras del mundo eran eléctricos─, el estudio advierte que para que la propiedad de los mismos se eleve a altos niveles, las necesidades de los conductores tienen que ser satisfechas siempre. Esto quiere decir que, hasta tanto la investigación en nuevos tipos de baterías de mayor capacidad alcance sus objetivos y la infraestructura para la recarga esté instalada en ciudades y carreteras permitiendo viajes de varios días, los conductores tendrían que disponer de otro carro u otro modo de transporte para aquellos días en los cuales el consumo de energía es más alto, tales como las vacaciones o los días de intenso frío o de calor.

Nos parece que esas dos razones ─tener que recargar diariamente las baterías y la carencia de infraestructura de recarga sumadas a la percepción generalizada de que los VE son más costosos, representan justamente el obstáculo que dificulta la decisión de las mayorías de reemplazar sus carros convencionales, y explica el porqué, a pesar del incremento en años recientes de las cifras de venta en algunos países, la diferencia entre el número de vehículos convencionales y eléctricos circulando es abismal. Por ejemplo, en Noruega, el país con mayor proporción de vehículos eléctricos del mundo, la cifra alcanza apenas el 3% de los 2,64 millones de los automóviles que circulan en sus carreteras.
Ello hace pensar que la buena noticia que comunica el estudio de MIT sobre la posibilidad cierta de que los vehículos convencionales altamente contaminantes pueden ser reemplazados en su casi totalidad, deberá esperar algún tiempo más para materializarse. Una forma de acelerar el proceso podría ser la adopción no solo de estrategias que convenzan a los usuarios sobre la conveniencia para ellos y para la sociedad de usar los carros eléctricos, sino también de medidas y políticas más agresivas que impongan límites concretos a los convencionales. Tal es el caso precisamente de Noruega, país que el año pasado acordó prohibir la venta de vehículos impulsados por combustibles fósiles a partir de 2025; un buen espejo donde mirarnos, toda vez que Noruega es un importante productor de petróleo en el mundo.

No obstante la demora por aceptarlos totalmente, se estima que el uso de los VE crecerá sostenidamente en los próximos años, sobre todo porque los avances tecnológicos seguirán aportando soluciones y la sociedad irá comprendiendo cada vez más la importancia de enfrentar el cambio climático mediante la adopción de formas de vida sostenibles.
Fernando Travieso

Magaly Irady

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