El reto de las aguas residuales en China


La República Popular China posee el 20% de la población mundial pero sólo el 7% de los recursos hídricos del planeta. Al mismo tiempo, el crecimiento explosivo de las ciudades descarga más aguas servidas que las fábricas del país, contaminando de forma alarmante la cada vez más disminuida disponibilidad de agua dulce.

Mientras el déficit promedio de agua por día es de 16 millones de metros cúbicos, equivalentes al consumo anual de unas 160 mil personas ─más de 400 de los 683 centros urbanos sufren escasez severa─, a partir de 2012 se descargaron 68.000 millones de metros cúbicos de aguas residuales, provenientes en un 62% de la actividad urbana y en 38% de la actividad industrial. La extendida contaminación del agua es tan severa que, por ejemplo, en ese mismo año, el 31% de los 10 principales sistemas fluviales y el 39% de los 62 lagos primarios no podían cumplir con los requisitos de calidad del agua potable, lo que reduce aún más la disponibilidad de agua limpia, con consecuencias agudas en la salud pública, los medios de subsistencia y la productividad.

La solución a los problemas combinados de escasez de agua potable y exceso de aguas servidas es el reciclaje, pero gerenciar esta desafiante situación se hace muy difícil por la rápida urbanización y los elevados niveles de contaminación del agua. Por ello, el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), está ayudando al gobierno a encontrar formas innovadoras que les permitan mejorar la calidad de la gestión y la reutilización de las aguas residuales. En ese marco, en noviembre de 2013 se otorgó un paquete de préstamos de millones de dólares que están siendo utilizados de forma conjunta con empresas privadas y comunidades.

La mitad del dinero fue entregada directamente al Grupo de Empresas de Agua de Pekín (BEWG por sus siglas en inglés) para ser invertido en el proyecto de la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas de Xiangin, localizada en la región Noreste a mitad de camino entre Shanghái y Pekín, donde se están procesando 600 millones de metros cúbicos de aguas servidas al año. Según Hisaka Kimura, gerente del Departamento de Operaciones con el Sector Privado del BAD, "Éste es el primer proyecto en gran escala de tratamiento de aguas servidas en China, y tiene el objetivo de servir de ejemplo al resto del país en los próximos años".

Se espera que para el 2019 se hayan modernizado numerosas plantas de tratamiento de aguas residuales para que, al igual que la de Xiangin, estén en condiciones de reutilizarse para cubrir necesidades como el enfriamiento de la maquinaria industrial y el riego de jardines urbanos.

Uno de los grandes desafíos en la conversión de aguas residuales en agua potable es el elevado consumo de energía, al punto de que representa la mitad del costo del proceso. A fin de hacerle frente, el gobierno está trabajando con el BAD y otros socios internacionales para apoyar auditorías energéticas y sistemas de gestión, al tiempo que se comparte información sobre soluciones de ahorro energético y políticas gubernamentales que promueven el uso eficiente de la energía.

Las soluciones que ensaya China para solventar los problemas que genera el desarrollo de su superpoblado y contaminado hábitat son interesantes de estudiar, ya que sus enormes dimensiones hacen que la relevancia de sus efectos secundarios no pasen desapercibidos, toda vez que podrían extenderse más allá de sus fronteras.
Fernando Travieso

Magaly Irady

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