Hacer sostenible la vida en el planeta

Hacer la paz con la naturaleza es una propuesta ganar-ganar. Se trata de aplicar criterios de sostenibilidad para muchas de las actividades humanas que hoy día producen desperdicios o generan contaminación, lo que significa, entre otras muchas acciones posibles, acceder a nuevas formas productivas —orientadas por un propósito reparador y regenerativo— que implican una reconsideración sustancial de los productos, los materiales y los sistemas que se utilizan.

En nuestro artículo de la semana pasada, titulado La naturaleza como modelo de vida, comentamos una nueva forma de conocimiento llamada Biomimética, mediante la cual se intenta producir soluciones prácticas y sostenibles para las necesidades humanas, a partir de la imitación de las formas, sistemas y procesos de la naturaleza. A fin de resaltar el potencial inmenso que encierra esta nueva forma de mirar la naturaleza y sus procesos para lograr que la vida en el planeta sea sostenible, nos interesa ahora mostrar algunos de los ejemplos más atractivos de la sabiduría que ella tiene para resolver problemas complejos, así como algunas de las soluciones más interesantes que se han desarrollado a partir de su emulación.

Veamos: el árbol es un sistema de plomería que utiliza la simple física de la succión para bombear agua a muchos metros de altitud, utilizando una columna que se sostiene sola. El sistema se arma a si mismo, crece con el tiempo, puede soportar vientos de hasta 150 km/h., está diseñado para durar cientos de años y, en última instancia, es biodegradable; el murciélago es una máquina voladora autónoma que usa insectos como combustible, navega orientándose con el sonido, sus emisiones constituyen un rico fertilizante, se transforma en una compacta cápsula cuando no está volando y además, es biodegradable; el ojo es una cámara que contiene más de 2 millones de partes móviles, tiene un lente elástico capaz de auto sanarse, hace más de 100 ajustes por segundo, puede distinguir entre millones de colores y detectar una luz parpadeante a varios kilómetros de distancia. Es también biodegradable y, los objetos que mira son enviados a una compleja red de computación para su análisis y almacenamiento.

Entre los productos que ingenieros y diseñadores han creado teniendo a la naturaleza como guía e inspiración destacan algunos pegamentos no tóxicos, medios de transporte con conceptos aerodinámicos, estructuras resistentes y ligeras, sensores de variado tipo, redes neuronales y una larga lista que sería muy difícil de reproducir completa en este espacio, por lo cual nos limitaremos a mencionar unos pocos: un vehículo eléctrico que imita la fotosíntesis creando más energía de la que consume ya que recolecta las energías del viento y del sol usando generadores eólicos en sus ruedas y paneles solares en el techo; una pintura, inspirada en la flor de loto, que repele el agua y la suciedad y se autolimpia con el viento y la lluvia; un tejido para trajes de baño que reduce la fricción emulando la piel de un tiburón, cuya capacidad para repeler el agua es objeto de estudio por parte de numerosos investigadores a fin de aplicarla al casco de barcos y submarinos o al fuselaje de los aviones; turbinas eólicas y alas de avión con muescas que copian la aleta de una ballena para incrementar la capacidad aerodinámica y la estabilidad; un tren bala inspirado en el largo y estrecho pico del pájaro llamado martín pescador, con un diseño aerodinámico en su parte delantera que reduce la fricción y evita el ruido que produce su gran velocidad; un recolector de agua de niebla y humedad ambiental que imita el escarabajo del desierto, el cual ha sobrevivido en un hábitat de sequía extrema durante millones de años debido a su capacidad para adaptar su morfología a las condiciones ambientales, lo que incluye la facultad de recolectar agua del aire.

Innumerables soluciones a problemas humanos enmarcados en la necesidad de hacer sostenible la vida en el planeta y sustentados en el inmenso talento del hombre. Una forma de lograr que los sistemas humanos y económicos estén subordinados al entorno y no al contrario.
Fernando Travieso

Magaly Irady

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