Las claves de la nueva agricultura
Desde mediados del siglo XX, el sector agrícola mundial
enfrentó el reto de producir alimentos para una creciente población mediante el
incremento de la productividad, lo cual fue posible gracias a las nuevas
técnicas para mejorar y seleccionar semillas, la evolución de los sistemas de
riego y el desarrollo de nuevos fertilizantes y maquinarias; proceso que en
términos generales fue resultado de cuantiosas inversiones de las grandes
empresas multinacionales.
En el siglo XXI el desafío es mayor porque no sólo
hay que proveer de alimentos a una población que crece cada día, sino que hay
que hacerlo con una menor disponibilidad de superficie cultivable y con graves
problemas de escasez de agua y de mano de obra. Afortunadamente, el avance y
desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs),
está dando lugar a una nueva economía agrícola caracterizada por la competencia
y la innovación donde tienen cabida un mayor número de inversores pequeños y
medianos en más países, haciendo que ésta sea más dinámica y adaptable que el
modelo que predominó en el siglo pasado.
Se trata de una forma de producir “inteligente y
precisa” cuya clave es la capacidad para tomar las mejores decisiones en cada
momento a través de la captura, almacenamiento y análisis, en tiempo real, de
una enorme cantidad de datos procedentes de sensores que miden variables como
el PH y la humedad de la tierra, la calidad del aire y los niveles de nitrógeno,
de imágenes aéreas que envían drones y satélites, o de previsiones del tiempo
emitidas por las agencias meteorológicas.
Una de las evidencias más claras de que
las TICs se están usando cada vez más para ayudar a los agricultores a producir
de forma más eficiente, es que los fondos de capital de riesgo que operan en
Silicon Valley invirtieron un poco más de mil millones de dólares en startups tecnológicas del sector en
2014, lo que significó un incremento de más de 700 millones con respecto al
2013. En efecto, cada vez es mayor el número de emprendedores que participa del
tema a través del desarrollo de sensores, drones, robótica, nanotecnología, así
como de variados y útiles softwares que facilitan el manejo de los cuantiosos
datos (Big Data) que no pueden ser procesados o analizados utilizando procesos
o herramientas tradicionales.
En las nuevas granjas, los softwares y el análisis
de datos son la base de las operaciones, haciendo más asequible y viable la
actividad. Por ejemplo, las fumigadoras, cosechadoras y tractores que fabrica
la marca John Deere, vienen equipados para enviar información por vía
inalámbrica sobre su ubicación y lo que están haciendo. Al cruzar esa
información con datos generados por sensores ubicados en el suelo y con
informes metereólogicos, la eficiencia en el uso de los recursos (agua,
semillas, abonos, etc.) aumenta de manera tal que permite al agricultor
incrementar los niveles de producción, reducir los costos y pagar la inversión
en tecnología.
Pero no sólo en Estados Unidos se están generando valiosos
apoyos tecnológicos para la producción agrícola. En Inglaterra se
encuentra actualmente en fase de prueba una nueva tecnología llamada Vital Herd
que monitoriza factores claves de la salud bovina —ritmo cardíaco, respiración,
temperatura, contracciones del sistema digestivo— y transmite los resultados
cada 15 minutos a partir de los datos recogidos por una pastilla inteligente que
el animal se ha tragado previamente. Hasta ahora, la salud de una manada se
controlaba mediante la observación de los animales por parte del criador, pero
con este flujo de información, el ganadero puede anticiparse en la
identificación precoz de un animal enfermo antes de que pueda contagiar a otros
animales, maximizando el estado de salud de la manada mientras reduce al mínimo
la necesidad del uso de antibióticos.
En esencia, una agricultura inteligente que se
nutre de datos precisos para lograr niveles de producción adecuados, con el
menor impacto posible en nuestro ambiente. La ciencia y la tecnología del siglo
XXI dando su aporte en la transformación de nuestro hábitat para asegurar la
permanencia de la humanidad.
Fernando Travieso
Magaly Irady
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