Los niños, el cambio climático y la justicia
El
pasado 8 de abril, el juez Thomas Coffin, de la Corte Federal de Distrito en
Eugene, Oregon, decidió a favor de 21 niños y jóvenes con edades entre 8 y 19
años, en un caso legal que podría convertirse en un hito histórico. En agosto
de 2015, el grupo Our Children´s Trust, demandó al gobierno de Estados Unidos para
exigirle que se comprometa a reducir significativamente las emisiones de CO2, a
fin de que su concentración en la atmósfera —que actualmente alcanza el nivel
sin precedentes de casi 400 partes por millón— no supere las 350 partes por
millón hacia el 2.100.
La
demanda, la más reciente de varias acciones similares que durante algunos años
había intentado infructuosamente el equipo legal del grupo, alega que el
gobierno nacional ha fallado en la protección de los recursos naturales
esenciales, violando los derechos constitucionales de la generación más joven,
a la vida, la libertad y la prosperidad; además expone que desde hace más de 50
años el gobierno de los Estados Unidos y la industria de combustibles fósiles
han sabido que el CO2 que emiten esos combustibles causa el calentamiento
global y el peligroso cambio climático, y que continuar usándolos
desestabilizará el sistema climático.
Para
tener éxito se requería superar dos obstáculos jurídicos básicos: establecer
que la doctrina jurídica de la confianza pública —la confianza de la ciudadanía
en el deber innato de las instituciones públicas de defender y proteger sus
derechos—, aplica también a la atmósfera —el derecho a una atmósfera limpia—, y
resolver el tema de si los niños tienen estatus para ejercer acciones
legales. Con tal propósito invocaron las
Enmiendas Quince y Catorce —base de muchos
de los principios que garantizan la igualdad en el ejercicio de los derechos civiles—
las cuales, según los demandantes, obligarían al gobierno a prestar especial
atención al daño que el cambio climático produce en los niños y en las
generaciones futuras.
Planteado
así, el caso constituyó un interesante desafío constitucional dirigido a
asegurar la equidad intergeneracional en el contexto del cambio climático, más
allá del dudoso tema de la obligación pública de proteger el ambiente, no
previsto en la Constitución estadounidense, usado como argumento central por la
defensa de la parte demandada (el gobierno), a la cual se habían sumado, en
noviembre pasado, en medio de un fuerte impacto mediático, algunos de los más
importantes grupos que representan a la industria de los combustibles fósiles,
alegando que la demanda constituye una amenaza directa a sus empresas.
Luego
de haber escuchado los alegatos de demandantes y demandados, el juez Coffin, consciente de su responsabilidad histórica, respondió con un
meticuloso y largo escrito que puede sintetizarse como: el calentamiento global
puede eventualmente dañarnos a todos, pero dañará sobre todo a nuestros hijos y
nietos, por lo tanto ellos tienen derecho a demandar. Aunque la decisión deberá
ser refrendada por otro juez en el mismo tribunal, constituye desde ya un
triunfo significativo que coloca a la administración de justicia como la
instancia con capacidad de evaluar los “parámetros
constitucionales de la acción o inacción del gobierno” respecto al cambio
climático, como dijo el juez Coffin, para quien esto es cierto sobre todo
cuando se causan daños que tienen un impacto desigual sobre los diversos
sectores de la sociedad.
Kelsey Juliana, una
de las jóvenes demandantes de Eugene, Oregón, observó que, "esta decisión
marca un punto de inflexión en la balanza de la justicia. La voz de los jóvenes
se está uniendo en todo el mundo para exigir que el Gobierno defienda nuestros
derechos constitucionales y proteja al planeta para la supervivencia de nuestra
generación y las futuras. Este será el juicio del siglo que va a determinar si
tenemos derecho a un futuro habitable, o si el poder corporativo continuará
negando nuestros derechos por el bien de su propia riqueza”.
Un excelente ejemplo
sobre la creciente toma de consciencia ciudadana acerca del poder de sus
intervenciones en un tema de tanta importancia como el desafío que involucra el
cambio climático para el futuro del planeta.
Fernando
Travieso
Magaly
Irady
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