¿Podrá reducirse el CO2 de la deforestación?

La deforestación de los bosques tropicales es una de las principales causas del cambio climático porque sus árboles almacenan grandes cantidades del CO2 que emiten a la atmósfera las diversas actividades humanas. Por ello lo importante que resulta el hecho de que Brasil haya reducido la tasa de deforestación en la Selva Amazónica en cerca de un 80% desde 2003.

Eso muestra el trabajo denominado, ¿Es posible que las emisiones de CO2 procedentes de la reducción de la deforestación tropical se reduzcan 50% en 5 años?, publicado en diciembre 2015 en la revista Global Change Biology. Según el estudio, tal cifra sería alcanzable si los demás países tropicales siguen el ejemplo de Brasil, país que está teniendo éxito en la protección de su selva húmeda mediante una “combinación de cambios de políticas públicas, la transparencia, la mejora del cumplimiento de la ley y las acciones voluntarias en el sector privado", según afirmó Tasso Azevedo, experto forestal y en cambio climático, quien es uno de los coautores del estudio.

En el 2003 la desforestación en Brasil fue responsable por la emisión de 1,76 gigatoneladas de CO2, lo que representaba casi el 70% del total de emisiones procedentes de la deforestación tropical; sin embargo en 2012 esas emisiones cayeron a 0,4 gigatoneladas, el 20% del total global de los bosques tropicales, convirtiéndose en el país que logró la mayor reducción de emisiones en un período de 10 años. Todo ello, al tiempo que logró aumentar su producción agrícola, mostrando así que el crecimiento económico y el combate al cambio climático no son mutuamente excluyentes.

Lamentablemente, la caída de la tasa de desforestación en Brasil está siendo largamente compensada por el aumento en la tala de árboles en la República Democrática del Congo, en Perú y en otros países tropicales donde los gobiernos no han tomado el problema con la seriedad con que lo ha hecho Brasil, según muestra el estudio comentado.

Considerando esa realidad, los científicos que trabajaron en el estudio proponen reducir globalmente las emisiones de CO2, para lo cual toman como referencia el promedio de las que se produjeron entre 2001 y 2013 que es de 2.270 gigatoneladas. Para ello sugieren dos escenarios: en el primero, Brasil deberá mantener los niveles de reducción de 2012, los 15 países que firmaron la Declaración de Nueva York sobre Bosques en 2014 deberán hacerlo al 50%, y el resto de los 86 países de bosques tropicales reducirán sus emisiones colectivas en un 36%. El segundo escenario considera que lo contemplado en el primero resulta de difícil realización para los países más pobres del mundo, por lo cual contempla que Brasil reduzca sus emisiones por encima de los niveles de 2012, los países firmantes de la declaración de 2014 se mantengan en la reducción del 50% y el resto de los países lo haga en apenas el 4%.

Habrá que ver si Brasil, país que sigue siendo el principal emisor de CO2 procedente de la deforestación, logra sostener el esfuerzo, lo cual no parece tan sencillo. De hecho, en 2013 se produjo un incremento del 28% por sobre el nivel del 2012 y aunque en menor medida, en los dos últimos años se registraron nuevos aumentos. Si bien el gobierno afirmó que en los últimos meses han intensificado los controles de inteligencia para detectar organizaciones criminales en la zona y aumentado las sanciones económicas por la tala ilegal de selva, tales incrementos no dejan de ser una señal de alarma para un país que se comprometió a mantener la reducción de deforestación del bosque amazónico —la mayor reserva de biodiversidad y agua dulce del planeta— como parte de los esfuerzos globales de combate al cambio climático.

La buena noticia es que el mundo científico sigue generando e innovando instrumentos de apoyo para la gestión de los bosques. Ejemplo de ello es el mapa de cambio forestal, en cuya elaboración participó, junto a Google, un equipo de científicos de 15 universidades estadounidenses, el cual traza la historia de los follajes de árboles a nivel mundial desde el año 2000 hasta el 2012. Este mapa, que será actualizado anualmente, será una herramienta de observación global para vigilar de forma transparente el proceso de disminución de la deforestación. Una contribución real con la reducción de una de las principales causas del cambio climático.

Fernando Travieso
Magaly Irady










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