París 2020: ciudad verde
Durante
esta semana y hasta el 11 de diciembre, París será la capital mundial del
Cambio Climático. En ella se habrán dado cita más de 150 Jefes de Estado y de
Gobierno para discutir sobre uno de los grandes desafíos de la humanidad en
este siglo, el cual sólo puede ser enfrentado de manera global.
Al
contrario de lo que pudiera pensarse, el tema de este artículo no es esa trascendente
reunión; en estos días abundarán las
noticias sobre ella y preferimos tomarnos un tiempo para analizarlas y
comentarlas. Hemos elegido reseñar en esta nota, una interesante e innovadora
política para hacer de esa bella ciudad un lugar más verde, al tiempo que se
contribuye con la diminución del aumento de las temperaturas, causa esencial
del cambio climático.
Se
trata del Programa de Áreas Verdes, un plan que deberá estar implementado para
el 2020, mediante el cual se pretende, entre otras cosas, reducir el efecto de
las llamadas "islas de calor urbanas", asociado al aumento de la
temperatura ambiental en las ciudades, causado por la liberación de calor de
las estructuras de concreto, especialmente de los techos, durante las noches.
En el caso de París, el monitoreo de esta problemática permitió concluir que
durante las horas de calor de los veranos, tanto en el centro de la ciudad como
en los suburbios, la temperatura sube hasta 8 °C más que en la periferia rural,
lo que afecta el desarrollo natural de las actividades cotidianas,
principalmente los ciclos de sueño de sus habitantes.
Este
innovador plan también se propone lograr que las nuevas construcciones destinen
espacios para plantar vegetación, así como la creación de 100 hectáreas de fachadas y techos verdes, de los
cuales al menos un tercio se utilizarán para huertos urbanos, meta que ya
exhibe logros concretos, toda vez que con una inversión de un poco más de 120
millones de dólares se han construido casi mil metros cuadrados de techos
verdes en edificios públicos. Además, se espera acondicionar 30 nuevas
hectáreas de espacios públicos verdes, plantar 20.000 árboles y habilitar 200
zonas para desarrollar la agricultura urbana, de las cuales sólo durante el año
pasado se destinaron 100 lugares para sembrar frutas y verduras. Más allá de
que la mayor parte de las acciones de este ambicioso programa recaen sobre el
gobierno local, la intención de que París sea en el 2020 una cuarta parte más
verde que en la actualidad, implicará la participación de numerosos actores
privados y diversas otras iniciativas para su materialización.
Tal
vez una de las intervenciones más llamativas para el aumento de la vegetación
en la ciudad sea la que se refiere al Petite
Ceinture, una línea férrea construida entre 1852 y 1869 para transportar mercancías
en una ciudad que, hasta aquel momento, estaba organizada alrededor de
carruajes impulsados por caballos. Este cinturón de unos 32Km de longitud que
se despliega alrededor de París y fue abandonado hace más de 80 años, con el
auge de los vehículos y del metro, tiene el potencial de convertirse en un
extraordinario paseo peatonal parecido al High
Line de Nueva York, dotado también de zonas de encuentro con techos
cultivados. En realidad, algunos tramos de la Petite Ceinture ya
han sido convertidos en jardines y algunas estaciones albergan cafés o clubes,
aunque abarcar todo su perímetro sea tal vez una empresa lenta y difícil.
Otras
iniciativas del gobierno local, como la decisión de implantar un ambicioso
programa de sustitución de energías fósiles por energías renovables, donde se
apuesta por una ciudad cien por ciento libre de CO2, y el Plan, “París, capital
mundial de la bicicleta”, permiten imaginar que esta ciudad, la más visitada
del mundo, será en el 2020 no solamente la Ciudad luz, sino también la Ciudad Verde.
Fernando Travieso
Magaly Irady
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