Siria: ¿nueva alerta ambiental?
El Cambio Climático fue uno de los principales detonantes
de la crisis en Siria. Desde 2009 ya se advertía que la
escasez de agua podía generar una gran inestabilidad social y económica en ese
país, tema sobre el cual, en septiembre de 2013 publicamos un artículo titulado
“La chispa de la crisis Siria”. En efecto, la sequía extrema que se vivió allí entre el 2006 y
el 2010, junto a las erradas políticas agrícolas del régimen de Bashar al-Assad
y a su incapacidad de solucionar de manera eficiente el problema, exacerbaron las
tensiones causadas por el desempleo, la corrupción y las desigualdades, estallando
en 2011 con el estímulo de la Primavera Árabe.
Esta realidad ha sido evidenciada recientemente por
las conclusiones de un estudio elaborado en la Universidad de California,
publicado en la revista Science de marzo de 2015. Si bien su director, Colin
Kelley, aclara no estar argumentado que “…la sequía, o el cambio climático
inducido por el hombre, causaron la sublevación", afirma categórico que “…
las tendencias de largo plazo en la región, de más calor y mayores sequías,
fueron un factor multiplicador del descontento”.
La Media Luna Fértil —territorio de las antiguas
Fenicia y Mesopotamia que ocupa parte de lo que hoy en día son Siria e Irak, donde
nació la agricultura hace 12 mil años— enfrentó a partir del 2006 la peor
sequía de cuatros años que registra la historia, haciendo colapsar la
agricultura en el noreste de Siria, lo que generó alzas abruptas en los precios
de los alimentos y la expulsión de más de 1,5 millones de personas que emigraron
a los centros urbanos, donde justamente a partir de ese año habían comenzado a
llegar refugiados iraquíes que huían de la invasión estadounidense, cuyo número
se estima en aproximadamente un millón. El descontento que se instaló en esas
ciudades, donde las condiciones de vida ya eran de por sí malas debido a la
escasez de agua y electricidad y a una muy alta contaminación con CO2, produjo
la insurrección de 2011, la cual ha causado casi 250 mil muertes hasta ahora.
El estudio de la Universidad de California describe
detalladamente cómo las prácticas agrícolas insostenibles llevaron al agotamiento
de las fuentes de agua subterráneas, las cuales eran cruciales para irrigar las
tierras que estaban más allá del alcance de los ríos Tigris y Éufrates. A ello
se sumaron un declive sostenido en la cantidad de lluvia y el alza de las
temperaturas en verano, dos tendencias que se habían expresado desde hacía
décadas. Usando modelos climáticos, los científicos investigaron las causas de esas
tendencias de largo plazo, encontrando que la propensión a un clima más seco y
más cálido ocurre sólo cuando se incluyen las emisiones de gases de efecto
invernadero asociadas a la actividad humana; de hecho, lograron determinar que sus
probabilidades de ocurrencia se duplicaron.
Es evidente que los levantamientos populares
siempre tienen más de una causa, y la guerra civil en Siria no es la excepción,
pero los investigadores de la Universidad de California advierten que el calentamiento
global traerá eventos climáticos cada vez más severos, con la consiguiente
desestabilización social. Por ejemplo, en un reciente trabajo, también de Kelley,
publicado en las Actas de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, se sugiere
que Yemen posiblemente enfrente graves problemas a corto plazo debido igualmente
a una caída constante de las lluvias que no se puede explicar únicamente por la
variabilidad natural. De hecho, Siria no sería el primer país donde el
calentamiento global ha sido el disparador de una guerra: según un informe del Programa
Ambiental de las Naciones Unidas, basado en un estudio realizado durante 18
meses, el conflicto de hace 8 años en Darfur, Sudán, aunque menos conocido, también
fue consecuencia de una sequía causada por el cambio climático.
Todo esto permite suponer que los efectos negativos
del cambio climático se harán más visibles en el tiempo y que si los líderes y
gobernantes de las naciones no emprenden acciones urgentes para atender las
alertas que nos envía con cada vez mayor intensidad el planeta, tendremos severos
problemas en el futuro.
Fernando Travieso
Magaly Irady
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