Cuarta Revolución Industrial: la fábrica inteligente
Con el surgimiento y desarrollo de las Tecnologías
de la Información y la Comunicación (TICs), buena parte de los habitantes del
mundo ha asistido a una transformación fundamental de su vida cotidiana en
apenas 10 años. Las computadoras son cada vez más pequeñas, hasta el punto de
que parecen desaparecer en medio de muchos de los dispositivos técnicos, pero
además, las personas se comunican en esa red mundial que es la Internet.
En el futuro casi todos los objetos cotidianos se
convertirán en nodos inteligentes dentro de una red global. Ese fenómeno, conocido
como Internet de las Cosas, sobre el cual escribimos la semana pasada, es una
tendencia que seguramente encontrará su camino en la producción industrial,
donde la automatización, marcada fuertemente por el mundo electrotécnico y
jerárquico e impulsada por los avances en las TICs y las ciencias informáticas,
significará la transición hacia las redes de fábricas inteligentes. En los
países avanzados ya se ha instalado un gran debate sobre lo que denominan la Cuarta
Revolución Industrial, conocida también como la "fábrica inteligente”, la cual
sigue a la mecanización (S. XVIII), la electrificación (S. XIX), y a la
automatización (S. XX), conocida también como la Revolución Digital.
La industria, presionada por la globalización,
experimentará muy pronto un período con importantes desafíos, entre los que se
incluyen los ciclos de vida más cortos de los productos, una alta variabilidad
y personalización de los mismos y una dura competencia en varios mercados de
todo el mundo; desafíos que ya son evidentes en el mercado actual de la
telefonía móvil, donde las funcionalidades y la complejidad de los productos no
han dejado de aumentar aunque sus ciclos de vida han disminuido notablemente.
Tal contexto implica una estructura de producción
ágil y flexible que pueda reconfigurarse rápidamente, lo cual luce inalcanzable
mediante la automatización tradicional existente. En su lugar, las estructuras
modulares compuestas por dispositivos inteligentes incorporados a la Internet
de las Cosas serán los elementos fundamentales para crear escenarios de
producción adaptables que pueden acometer y superar los desafíos actuales. Una característica distintiva del nuevo
entorno tecnológico es la transición a sistemas mecatrónicos —combinación
sinérgica de la ingeniería mecánica de precisión, de la electrónica, del
control automático y de los sistemas para el diseño de productos y procesos—,
donde la electrónica será un componente
fundamental, los hardwares estarán cada vez más estandarizados y las
funcionalidades se crearán por medio de softwares. Por ello, la producción y el
diseño requerirán un equipo interdisciplinario que combine las competencias de
la ingeniería mecánica, eléctrica y de software.
Como en todo cambio de paradigma tecnológico, será
necesario un período de transición evolutiva para que la producción encuentre
su rumbo en la práctica; proceso que para el caso de la industria inteligente
se estima podría tomar entre 10 y 15 años, el cual estará favorecido por una
visión clara del futuro y por el hecho de que las TICs se vinculan estrechamente
a las exigencias de versatilidad y transparencia del nuevo entorno productivo,
cuyo fundamento es la disponibilidad de información de alta resolución para que
las decisiones y acciones puedan basarse en informaciones integrales y precisas
y los tiempos de reacción sean más rápidos: dispositivos móviles, computadoras
portátiles, tabletas o lentes inteligentes ofrecen acceso inmediato al
conocimiento de la empresa desde prácticamente cualquier sitio.
Los seres humanos, como siempre, son el factor más
importante en este proceso de transición, no sólo porque sus necesidades e
intereses son los principales impulsores de los cambios y las innovaciones, sino
muy especialmente porque, como encargados de utilizarlas, tendrán que
planificar, implementar y operar los nuevos sistemas de producción, los cuales
para tener éxito en la competencia internacional, deberán ser ágiles y capaces
de cambiar rápidamente.
Sólo las naciones del mundo que sepan gestionar la
formación y educación de sus ciudadanos de manera oportuna frente a las nuevas
realidades que envuelve el desarrollo de la industria inteligente, tendrán
éxito en un mercado internacional que está comenzando.
Fernando Travieso
Magaly Irady
Comentarios
Publicar un comentario