No sólo la tortura viola los derechos humanos
Las
emisiones indiscriminadas de gases de efecto invernadero (GEI), asociadas a la
actividad humana y causantes del cambio climático, amenazan la vida en el
planeta a tal punto que desde hace varios años se han alzado numerosas voces pidiendo
considerarlas como violaciones a los derechos humanos que deben ser
sancionadas.
Cuando
se habla de violar derechos humanos se tiende a pensar en torturas y otras acciones
represivas de gobiernos y de grupos terroristas, pero se asocia muy poco con la
escasez de agua y alimentos causadas por la sequía extrema y otros destructivos
fenómenos naturales que acosan como nunca a numerosas zonas del planeta. Más difícil
aún es darse cuenta que incluso episodios relativamente recientes como los desplazamientos
de refugiados que llegan en masa a Europa y se mueven por los mares asiáticos
alarmando a la comunidad internacional, son producto en gran medida del
agravamiento de las condiciones de pobreza de esos seres humanos a causa de inusitados
eventos climáticos en sus hábitats tradicionales.
Son
tan graves las consecuencias que está generando el cambio climático que se piensa
que favorece el surgimiento de grupos
terroristas que son una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Así
lo ha dicho recientemente el Dr. Marcus King, experto en las implicaciones de seguridad internacional del
cambio climático de la Universidad George Washington y del Centro de Análisis Navales —un
centro de investigación y desarrollo para la Armada y la Infantería de Marina
de los Estados Unidos— para quien ese fenómeno ha sido clave en el surgimiento
del temido Estado Islámico. Sus palabras para The New York Times fueron:
"El cambio del clima y la escasez de agua pueden haber provocado la sequía
que obligó a los agricultores a trasladarse a las ciudades sirias y provocó
situaciones en las que los jóvenes eran más susceptibles de unirse a grupos
extremistas”.
En
relación con esto vale la pena recordar que en nuestro artículo, La Chispa de
la crisis Siria, publicado en este semanario en
septiembre de 2013, comentamos que una causa subyacente de la violencia en ese
país era la sequía devastadora que vivió durante varios años a partir de 2006,
la cual impactó a más de 1,3 millones de personas forzando a los habitantes de
160 aldeas a abandonar sus hogares debido a la pérdida de sus animales y cosechas.
Luce
entonces urgente que una realidad como el cambio climático que genera pobreza y
degradación ambiental, sea enfrentada por los gobiernos y los organismos
internacionales como lo que es: una condición subyacente que favorece los
desplazamientos humanos, acarreando el surgimiento de nuevas formas de
violencia. Planteamiento que por lo demás no es nuevo, toda vez que el Consejo
de Seguridad de la ONU celebró en 2007 su primer debate sobre los impactos del
cambio climático para la paz y la seguridad internacional, y hace pocas semanas
el Presidente Obama afirmó que ese fenómeno es uno de los mayores desafíos de
seguridad que enfrentan los Estados Unidos, el cual requerirá que las Fuerzas
Armadas "respondan a los flujos de refugiados, los desastres naturales, y
los conflictos sobre agua y alimentos".
Regular
y sancionar las emisiones de GEI con la consciencia de que implican una
violación masiva de los derechos humanos ante la cual ningún individuo o
comunidad puede defenderse por su cuenta, constituiría sin dudas el mejor
aporte de la Agenda para el Desarrollo Sustentable Post-2015, que deberá ser
aprobada a finales del año en París. Una oportunidad para definir el cambio
climático como un riesgo planetario urgente.
Fernando Travieso
Magaly Irady
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