¿Podrá la India controlar la basura electrónica?

La industria electrónica India representa el 40% del mercado informático mundial. Con más de 50 millones de personas empleadas, es el sector de más rápido crecimiento del país, con una producción dirigida en cerca del 75% a la exportación. Sin embargo, muchos de esos productos regresan al país en su mayoría ilegalmente convertidos en basura electrónica procedente del mundo desarrollado, lo que ha hecho que la India sea considerada como el basurero electrónico mundial.

En la última década, la preocupación del gobierno indio en torno a los desechos electrónicos se incrementó notablemente porque se presumía que la cantidad de chatarra crecería de forma alarmante. En efecto, según un estudio de Greenpeace India, en 2007 el país acumuló 800 mil toneladas de desechos electrónicos y desde entonces ha crecido un 20% cada año.

Esta situación impulsó que el Ministerio del Medioambiente y Bosques decidiera regular el tratamiento de tales desechos con medidas legislativas, administrativas y tecnológicas que entraron en vigencia en mayo de 2012, las cuales incluyeron disposiciones jurídicas para la Responsabilidad Extendida de los Productores en el reciclaje, la reducción de sustancias peligrosas en electrónica y la creación de centros de recogida. Al respecto, el informe elaborado en su momento por esa institución consideraba que: “El vertido de chatarra electrónica representa un gran reto en India. Las importaciones suponen una de las principales fuentes de desechos electrónicos en el país, de los cuales la mayoría llega de forma ilegal. Todo esto añadido a la gran cantidad de desechos que son vertidos y procesados en el país. La cifra exacta de estas importaciones no está disponible en gran medida por la propia naturaleza de las mismas. Sin embargo, se estima que la cantidad de basura importada es casi la misma que la generada en el país. La eliminación incorrecta de chatarra electrónica entraña graves riesgos para la salud y el medio ambiente, por lo que supone una cuestión preocupante”.

Las últimas líneas de la cita del mencionado informe, ponen el foco en el aspecto más complejo del problema: el 90-95% de las actividades de reciclaje se realizan de manera informal, utilizando métodos primitivos y peligrosos donde no se aplica ninguna medida de seguridad, siendo que los productos químicos que se liberan en el proceso como plomo, níquel, cromo, mercurio, dioxinas de plástico quemado y muchas otras sustancias tóxicas, pueden suponer un serio riesgo para la salud. Por ello, más allá de las normas actuales dirigidas a regular la actividad de los fabricantes y otros actores formales quienes se harán cargo de todo el ciclo de vida del producto, desde el diseño y la producción, hasta la recolección, tratamiento y reciclado, los activistas ambientales consideran que se deberán desplegar nuevos esfuerzos no sólo para fortalecer los mecanismos de vigilancia para las importaciones de chatarra electrónica, sino también para asimilar al sector no regulado e integrarlo en el ámbito del tratamiento adecuado de esos residuos.

Por ahora, siguiendo el instructivo recientemente actualizado del Ministerio del Medioambiente y Bosques, el estado de Odisha decidió implementar estrictas regulaciones para la gerencia y reciclaje de la abundante basura electrónica que se genera en la ciudad de Buhbaneswar, modelo de ciudad inteligente de la India, con un millón de habitantes, localizada estratégicamente con respecto al Sureste Asiático, frente al Océano Indico.

Tal vez la experiencia, acogida entusiastamente por el organismo que agrupa a las empresas privadas, sirva como prueba piloto del cumplimiento e implementación de las nuevas regulaciones para la gerencia de la contaminante basura electrónica, aunque hasta ahora, no han sido muchos los éxitos de la India en la implantación de medidas de protección ambiental.
Fernando Travieso

Magaly Irady

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