Reciclaje al máximo en Nueva York
Nueva
York, la ciudad ícono de Estados Unidos, produce más de 40.000 toneladas de basura diarias, lo que
constituye un inmenso desafío logístico y ambiental para las autoridades
locales, aunque de ese total, unas 30 mil toneladas corresponden al sector
comercial, cuya basura no es recolectada por la alcaldía sino por empresas
privadas. Aun así, el manejo de semejante volumen de residuos requiere una
organización fuera de lo común y el Departamento de Recolección de Residuos de
la Ciudad de Nueva York (DSNY) se jacta de ser “el más grande del mundo”, con
unos 7.000 trabajadores y más de 2.500 camiones recolectores.
Esa
realidad impuso que desde el 2012 se incrementaran las medidas para llevar la
tasa de reciclaje desde el 15% hasta el 30% en 2017, para lo cual era
indispensable involucrar al comercio. En efecto, en diciembre 2013, justo antes
de que Michael Bloomberg terminara su período como alcalde, se aprobó una
legislación que obligaba a los grandes restaurantes, almacenes y proveedores de
comida a separar los desechos orgánicos y reciclarlos a partir de julio de
2015, la cual aunque con un poco de retraso, entró en vigencia el pasado 1 de
agosto. Bajo estas reglas, esas empresas están obligadas a convertir en compost
(fertilizante reciclable) la materia orgánica, así como a colocar separadamente
el papel, el metal, y los envases de vidrio y de plástico.
El
actual gobierno de la ciudad, con el alcalde Bill de Blasio al frente, considera
que el reciclaje es un factor clave para la adaptación al cambio climático. por
lo que no sólo dio continuidad a las medidas sino que aspira elevar al máximo
los esfuerzos en el tema, para lo cual estableció la meta de cero desperdicios
para el 2020. Actualmente se discute la idea de dividir la ciudad en diferentes
zonas comerciales de basura, lo que obligaría a las compañías sanitarias
privadas a licitar para obtener el derecho de exclusividad para servir cada
zona; zonificación que es bien vista por los grupos ambientalistas porque creen
que tiene el potencial de reducir las rutas redundantes de camiones, lo que mejoraría
el tránsito y la seguridad y reduciría la contaminación.
El
tema de la basura en Nueva York es un negocio que alcanza los 500 millones de
dólares al año e involucra múltiples actores, lo que significa ingentes
esfuerzos por lograr un equilibrio adecuado entre los deseados consensos y las
necesarias penalizaciones, lo cual se pone de manifiesto en las palabras de Kathryn
García, Comisionada del Departamento de Sanidad de la ciudad: "Para poner
a los diferentes actores en el camino correcto con respecto a reciclaje, se
necesita educación y penalización. Será necesario visitar una o más veces todas
las empresas para asegurarse de que entiendan y cumplan las reglas. Los
desperdicios de comida son tan útiles como los alimentos. Donde algunas
personas ven un problema, nosotros vemos una oportunidad. Actualmente estamos
trabajando en la desviación hacia la economía circular de los desperdicios de
comida tanto del sector residencial como del comercial". Por ahora y hasta
finales del año, los comerciantes tienen un período para adaptarse a las nuevas
medidas sin ser objeto de sanciones; durante ese tiempo, deberán contratar los
servicios del recolector privado y desarrollar un plan sobre la forma como se
juntará la basura en su propiedad, siguiendo las normas específicas que rijan
para su negocio.
A pesar del
gran esfuerzo de los últimos años, ciudades como Seattle o San Francisco
superan el liderazgo en reciclaje de Nueva York. Sin embargo, la icónica ciudad
está decidida a ponerse al día rápidamente.
Fernando Travieso
Magaly Irady
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