Avión solar concluyó viaje histórico

Después de 16 meses de su partida, el Solar Impulse 2 —un avión movido exclusivamente por energía solar— aterrizó el 26 de julio pasado en Abu Dhabi, completando el primer vuelo alrededor del mundo en un avión cuya energía prescinde totalmente de combustibles fósiles.

Los pilotos suizos  Piccard y Borschberg, fueron los encargados de cumplir las diversas etapas que precisaron para darle la vuelta al mundo, en la cual cubrieron una distancia de 43.041 kilómetros y emplearon 23 días completos volando. La 17ª y última etapa del vuelo se inició 48 horas antes en El Cairo, bajo el mando del explorador y médico Bertrand Piccard, de 58 años, cuyo abuelo fue el primer hombre en llegar a la estratosfera y su padre, el primero en bajar al punto más profundo de los océanos. Desde sus inicios en 2003 el proyecto —donde trabaja un equipo multidisciplinar de 50 ingenieros y técnicos especialistas de seis países dirigido por André Borschberg, ingeniero mecánico y cofundador del proyecto, y asistidos por cerca de 100 asesores externos y 80 socios tecnológicos—, ha costado 170 millones de euros financiados con fondos del gobierno suizo y por una serie de empresas privadas y de particulares, entre quienes destacan las empresas Omega, Solvay, Schindler, ABB y Peter Diamandis; los conocimientos técnicos los proporcionaron la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, la Agencia Espacial Europea y Dassault, y las células fotovoltaicas, la empresa SunPower.

En una entrevista realizada por el periódico inglés The Guardian, poco tiempo después de aterrizar, Piccard afirmó: "Éste es un momento muy especial ya que he estado trabajando para lograr esta meta por los últimos 15 años; espero que la gente comprenda que no es solamente un hito para la historia de la aviación, sino también un hito para la historia de la energía".

El Solar Impulse 2, dotado de una envergadura de alas mayor que la de un Boeing 747, está fabricado con fibra de carbono, tiene un peso similar al de un automóvil familiar vacío y vuela gracias a unas baterías alimentadas con energía solar proveniente de las más de 17.000 celdas fotovoltaicas dispuestas en sus alas y en el dorso de su fuselaje. Durante el día, el avión se elevaba hasta 10 mil metros de altitud y durante la noche planeaba hasta los 1.500 metros para conservar la energía; su velocidad de travesía es de 50 km/h pero puede ir más rápido cuando el sol está brillando.

Aunque los pilotos suizos dicen estar seguros de que “…dentro de 10 años veremos aviones eléctricos que transportarán 50 pasajeros en vuelos cortos y de media distancia”, su objetivo al dar la vuelta al mundo con el Solar Impulse 2 no es desarrollar aviones solares para uso comercial, sino demostrar las potencialidades de la energía renovable. Las palabras de Piccard al respecto fueron: "Hemos volado 40 mil kilómetros pero ahora depende de otras personas llevar esto más allá, especialmente los jefes de Estado, los alcaldes de las ciudades, los emprendedores y los directivos de las empresas. Estas tecnologías pueden hacer un mundo mucho mejor y tenemos que usarlas, no sólo por el ambiente, sino porque en lo económico producen ganancias y crean empleos".

Desde ya, la heroica hazaña aeronáutica ha dejado sentir su impacto. Así lo evidencia el hecho de que el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, sostuviera una conversación con Piccard horas antes del aterrizaje, la cual fue transmitida en directo.   Esto fue lo que dijo Ban Ki-moon: "El Solar Impulse ha volado más de 40.000 km. sin combustible, pero con una cantidad inagotable de energía e inspiración. Es un día histórico para el capitán Piccard y el equipo del Solar Impulse, pero también es un día histórico para la humanidad. Ustedes pueden estar terminando su vuelo alrededor del mundo hoy, pero la jornada hacia un mundo sostenible está solamente comenzando. El equipo del Solar Impulse está ayudando a conducirlo a ese futuro".
Fernando Travieso

Magaly Irady

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